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Renuevan penitentes de San Antonio su fe en este Viernes Santo en Chilpancingo

Hombres y mujeres cargaron cruces y caminaron descalzos por las calles del barrio San Antonio en Chilpancingo, para cumplir mandas, agradecer y pedir salud


Itzel Urieta. Chilpancingo, 18 de abril 2025.

Los penitentes del Barrio de San Antonio en Chilpancingo, cargan sus cruces durante el Viacrucis del Viernes Santo de la parroquia de San Antonio de Padua.

El grupo de penitentes de San Antonio fue fundado hace 30 años. En su mejor momento reunió a 22 personas, pero con el tiempo la participación ha disminuido.

Todos acuden por motivos personales, por alguna manda, por agradecimiento, para pedir por la salud y el trabajo.

Dentro del grupo hay tanto hombres como mujeres. Cada quien decide el peso de su cruz y si caminará con sandalias o descalzo. Lo importante es el sentido personal del sacrificio.

Claudia Yanet Aponte es una de las participantes, cargó una cruz de aproximadamente 40 kilos, camino descalza bajo el sol, vestida con una túnica blanca y una corona de espinas. Lo hace desde hace 12 años, como parte de la hermandad de penitentes del barrio de San Antonio, a la que pertenece desde su adolescencia.

Claudia es la integrante más antigua del grupo y recuerda cómo inició su camino espiritual a los 12 años, cuando participó por primera vez en las representaciones de Semana Santa de su parroquia como una de las mujeres piadosas.

Después, decidió unirse a los penitentes por la necesidad de pedir por la salud de un ser querido. Desde entonces, no ha faltado ningún año.

“El recorrido cansa, por el calor y el peso, pero yo me encomiendo a Dios antes de salir. Voy rezando todo el camino, y siento que él me da la fuerza para aguantar el calor del piso”, dijo Claudia.

La abuela de Claudia fue quien le enseñó la importancia de la Semana Santa y el respeto hacia estas fechas.

Aunque su manda ya se cumplió, particpa cada año, ahora como una forma de agradecer por su familia, por sus hijas, y porque, dice, simplemente le nace.

“Algunos prefieren llevar una cruz más ligera, pero van descalzos todo el camino. Otros cargan más peso y usan huaraches. Cada penitente decide cómo quiere ofrecer su esfuerzo”, explicó.

El grupo es abierto para cualquiera que tenga el deseo de sumarse, siempre que esté dispuesto a colaborar con las actividades que se realizan durante el año.

Claudia no sabe cuántos años más continuará, pero lo tiene claro: “Seguiré hasta que Dios me lo permita y mientras tenga fuerzas para hacerlo”.

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