Aceptar quién era le costó años, hoy lucha para que otros no callen
Durante años, Efra creyó que lo que sentía estaba mal. En su pueblo no se hablaba de diversidad sexual, solo se señalaba. Ahora que es activista quiere que las nuevas generaciones no vivan con miedo
Itzel Urieta. Chilpancingo, 13 de junio 2025
Foto: Oscar Guerrero
“La única opción era aceptarme o vivir reprimido”, cuenta Efraín de Jesús. Efra, como le dicen sus amigos, nació y creció en una comunidad del municipio de Mochitlán, cerca de Chilpancingo, un lugar donde, dice, predomina el machismo, la discriminación y no se habla de la diversidad sexual.
Efra es gay, tiene 30 años y asegura que siempre supo su orientación sexual, pero no sabía cómo describirlo.
Recuerda que de niño, vivía de manera tranquila y normal, tiempo después, comenzaron comentarios que su familia y la vecinos hacían sobre ciertas actitudes y corportamientos como que hacía ademanes o porque le ayudaba a su mamá en las labores del hogar.
En ese entonces, no había internet ni información en libros de texto. A los siete años, se acercó a uno de sus maestros y le explicaron “a grandes ragos” qué era la diversidad sexual.
A pesar de tener ya un poco de información, no entendía por qué ser parte de la diversidad sexual era malo.
“No me atreví a preguntarle a mi familia, a mis hermanos, porque ellos eran parte de los que discriminaban o hablaban cosas muy despectivas de la diversidad sexual, entonces me iban a discriminar y yo no quería eso”, mencionó Efra.
Su familia y el contexto de su comunidad, influyeron en que viviera varios años reprimido y sin aceptar su orientación sexual.

Salir del pueblo para encontrar la libertad
A los 15 años, Efra salió de su comunidad y llegó a vivir a Chilpancingo, esto provocó un distanciamiento con su familia, la cual era tradicional y religiosa.
Efra reconoce que su familia “siempre supo” su sexualidad, ellos querían que se quedara en su pueblo e hiciera una vida heterosexual, lo cual no permitió.
Optó por migrar a Chilpancingo para continuar con sus estudios y tener mejores oportunidades.
Desde ese entonces, Efra trabaja y estudia, porque perdió el apoyo de sus padres.
Al llegar a Chilpancingo, su panorama cambió, vio a personas de la diversidad sexual expresando su género de manera libre, entonces se dio cuenta que no estaba mal, como se lo hicieron creer muchos años.
“Yo mismo me rechazaba. Me sentía mal por tener esos gustos de ver que las niñas no me atraían. Me reprimí muchos años”.
Efra reconoce que le costó muchos años decir que era gay, recordó que lo insultaban con palabras como “joto” o “maricón”, lo cual no le importaba, pero él nunca lo había dicho.
A los 17 años, le contó a su mejor amigo que era gay y lo aceptó. Al decirlo, sintió alivio.
“Me costó decirlo. Intenté cambiarlo, no se puede, tuve novias. A partir de que yo lo dije sentí que se me quitó un peso de encima”.
El aceptarse y decirlo, le ayudó a sentirse mejor y mejoró la relación con sus padres.
Ahora, sus padres y familia lo aceptan, apoyan y lo acompañan a las marchas de la diversidad sexual.

Su camino en el activismo
A los 21 años tuvo un acercamiento con una asociación civil nacional que aborda temas sobre sexualidad en jóvenes y adolescentes.
Estuvo ocho años, en los que compartió su conocimiento con jóvenes y adolescentes.
Después, conoció al activista por los derechos de las poblaciones LGBTI+, Orlando Pastor, quien era parte del Colectivo Lgbti+ Orgullo Guerrero, hicieron algunos trabajos en conjunto.
Acudió a su primera marcha de la diversidad sexual en 2018 y en 2022 se unió de manera formal al Colectivo Orgullo Guerrero.
Actualmente, es el presidente del colectivo, en donde continúa con el activismo.
Para Efra, sí hay avances en cuanto a los derechos de las poblaciones LGBT+, pero aun hay agresiones y discriminación.
Sobre las marchas, recuerda que muchas personas acudían por morbo o a burlarse de quienes participaban, ahora, han motivado a las adolescencias y jóvenes a marchar.

“Las marchas son importantes porque visibilizan las discidencias sexuales”.
Uno de los pendientes con las polaciones LGBT+, es la tipificación de los crímenes de odio.
No le gustaría que las nuevas generaciones de la diversidad sexual sufran agresiones y discriminación.
“Estamos pendientes con la tipificación, con crímenes de odios, es un tema que se ha venido trabajando en el colectivo y tenemos pendiente. Muchas personas se han quitado la vida por comentarios o agresiones”.
Efra llamó a las personas a respetar a la diversidad sexual y a no ser parte de quienes rechazan y discriminan.
Invitó a que integrantes de las poblaciones LGBT+ acudan a la 24 Marcha Estatal de la Diversidad Sexual en Chilpancingo que se realizará la tarde hoy y saldrá del Congreso local a las 4 de la tarde.
“Sean el cambio a partir de no tolerar discriminación”.
