Ser maestro rural entre la carencia y la marginación en Guerrero
El profesor rural, Isaí Nájera aseguró que en este Día del Maestro no pide festejos ni regalos sino mejoras laborales. Además destacó la migración ante la falta de oportunidades.
Texto: Yasmín García. Chilpancingo, 15 de mayo 2024
Foto: Oscar Guerrero / Portada
“Los maestros rurales no queremos festejos, queremos mejoras laborales, prestaciones de ley. No queremos estar en la incertidumbre laboral”, dice Isaí Nájera Flores, maestro de Telebachillerato Comunitario en la comunidad de Tequicuilco, municipio de Atenango del Río.
Isaí comenzó a impartir clases hace 10 años en el municipio de Quechultenango, después a comunidades de la zona Norte de Guerrero.
El programa de Telebachillerato Comunitario surgió en el 2013 como una prueba piloto de la Secretaría de Educación Publica (SEP) en los estados de Oaxaca, Chiapas y Veracruz; debido a su éxito, en el 2014 fue extendido a Guerrero.
En la actualidad el Telebachillerato Comunitario es un subsistema que tiene mil 70 docentes, 323 planteles y más de 10 extensiones que pelean una clave de trabajo para no desaparecer.
Isaí Nájera consideró que los maestros rurales del subsistema son marginados por las autoridades educativas, no cuenta con un contrato seguro, prestaciones de ley ni con infraestructura educativa.
“Somos los planteles y docentes más marginados, no contamos con infraestructura adecuada para llevar un aprendizaje, algunos no tienen aulas y los que tenemos están incompletas”, reprochó.
Los maestros de Telebachillerato ganan menos que una educadora, de ese sueldo tienen que invertir en trasladados a la cabecera municipal para gestionar aulas, mobiliario, construcción de baños, de canchas a las autoridades municipales.
“Este día del maestro no queremos festejos, carros, motos o lavadoras, queremos una certeza laboral”, sostuvo.
En Tequicuilco hay tres maestros, Isaí trabaja 20 horas, otro de sus compañeros también 20 y el tercero 30 horas, porque funge como director, administrativo y docente frente a grupo.
“El gobierno no ha vuelto a ver este subsistema, los maestros rurales somos los que sufrimos, hay algunos que viajan de su lugar de origen hasta 17 horas, prefieren no ir a su casa porque el sueldo se les va en pasaje”, recriminó.
Isaí es comunicólogo de profesión, sin embargo, en la docencia encontró su vocación.
“El ser maestro fue una casualidad del destino, soy comunicólogo de profesión, las casualidades me llevaron a ser docente de vocación en el 2014; hice mi práctica, es algo bonito, una profesión tan noble el ser docente, estar en contacto con jóvenes, con niños, conocer la vida de ellos, su familia y el contexto donde se desenvuelven”, relató.
Isaí imparte clases en la comunidad de Tequicuilco a 35 jóvenes, después de que la matrícula disminuyó en un 30 por ciento, debido a que tuvieron que emigrar en busca de empleo.
Durante este ciclo escolar seis alumnos emigraron a Estados Unidos ante la falta de empleo para su familia, y tres más están por emigrar, lo que implicaría que no culminen el ciclo escolar.
“La comunidad no tiene empleo, una fuente de trabajo, se dedican a la ganadería, a la agricultura. Desgraciadamente no tienen otros ingresos o un sueldo que esté cada quincena, por ende, muchos jóvenes desertan de la educación media superior”, lamentó el maestro rural.
A pesar de la carencia y marginación, el profesor ha formado a siete generaciones de jóvenes, recientemente una de sus alumnas se graduó de la universidad, dos más están estudiando su carrera en la Universidad Autónoma del Estado de Guerrero (UAGro), en el Tecnológico de Chilpancingo y una alumna en la Universidad de Chapingo, en el Estado de México, lo que significa una satisfacción personal.
El ser docente en una comunidad ha ocasionado que esté lejos de su familia y ausente cuando más lo han necesitado.
“Dejas a tu familia, no pude estar con mi mamá, tuvo cáncer, no estuve en sus quimioterapias por estar en la comunidad, pero ante todo me gusta ser entregado a mi vocación, a mi práctica docente, fue difícil, pero estar con los estudiantes, ellos te transmiten buena vibra, energía, te motivan”, recalcó.
Pidió a los jóvenes estudiar, obtener un título y aprovechar la oportunidad que les brindan sus padres.
Isaí tiene 35 años de edad, anhela ser director de un plantel, contar con las prestaciones de ley y tener un contrato indefinido.