Mujeres y niños recorren kilómetros ante la escasez de alimentos
El arduo camino que sufren familias del Acapulco rural para obtener agua y comida tras el paso de Otis
Texto: Yasmín Garcia Chino
Foto: Oscar Guerrero
Acapulco, 30 de octubre 2021
La señora Severiana de 65 años de edad, es una de las miles de mujeres de Acapulco que deben recorrer kilómetros para obtener ayuda humanitaria tras el paso del huracán Otis que dejó devastada esta ciudad.
Severiana utiliza una andadera ortopédica para trasladarse por alrededor de dos horas del poblado Laguna Campestre a Punta Diamante y de ahí seguir a la Costera Miguel Alemán, donde se concentra la ayuda humanitaria que el gobierno y gente de la sociedad civil reparte a las familias damnificadas del puerto.
Como pudo y con lo que pudo, Severiana salió de su casa destruida y colapsada, llena de lodo. Ella junto a su nuera y su nieto, un bebé de cinco meses de nacido y acompañados por una de sus vecinas; todos los días recorren más de tres kilómetros en busca de agua y comida.
Tras el paso del huracán Otis, Severiana y su familia pasaron dos días sin comer, en su pueblo Laguna Campestre no hubo rapiña porque el huracán Otis arrasó con todo.
Recordó que cuando el aire comenzó a desprender las láminas del techo pensó que moriría; el estruendoso y ensordecedor viento, arrancó los vidrios de las ventanas de su casa y comenzaron a volar por todas partes
“Todo salió volando, se escuchaba como el aire chiflaba y nos empezamos a inundar el agua nos llegó hasta la barriga, yo no sé de dónde salió tanta agua, pensé lo peor que todos moriríamos”, relató.
El relató de terror continua, y dice que no sabe nada de unos familiares que viven en Las Cruces, tampoco sabe nada de otra parte de su familia, que, aunque viven en el mismo pueblo las calles son intransitables y es difícil salir de los escombros.
“En el pueblo no quedó nada, queremos tortillas y agua, pero no hay nada”, recriminó.
Recordó que es el segundo fenómeno meteorológico a la que ella sobrevive, el 8 de octubre de 1997 el huracán Paulina tocó tierra también en Acapulco y, en ese año ella trabajaba en un hotel de la turística Costera Miguel Alemán, el lujoso hotel se inundó y los huéspedes junto a los trabajadores se resguardaron en el quinto piso, las rachas de viento fueron menores, pero si hubo gran cantidad de agua.
Severiana, su nuera, él bebé y su vecina llevan tres días caminando sobre el boulevard de las Naciones rumbo a la costera Miguel Alemán o hasta donde puedan llegar localizar agua y tortillas.