Monserrat Ávila forma parte de la primera generación de Zapadores mujeres en el Ejército
La sargento es originaria de Chilpancingo, integrante de la primera generación de Zapadores mujeres en el Ejército Mexicano y del Sexto Batallón de Ingenieros de Combate ubicado en la capital por lo que forma parte de los antecedentes históricos
Yasmín García. Chilpancingo, 8 de marzo 2025
Foto: Oscar Guerrero
La Sargento Primero de Zapadores del Sexto Batallón de Ingenieros de Combate, Monserrat Ávila Mejía causó alta hace siete años en el Ejército Mexicano, fue su sueño desde niña.
Es integrante de la primera generación de Zapadores mujeres en el Ejército Mexicano y del Sexto Batallón de Ingenieros de Combate , ubicado en Chilpancingo, por lo que forma parte de los antecedentes históricos.
“Se pensaba que el personal femenino no podía hacer este tipo de actividades o que no podía ascender, hacemos las mismas actividades que el personal masculino, desempeñamos las mismas funciones”, dijo Monserrat Ávila quien a los dos años de ingresar al Ejército ascendió a Sargento.
Su abuelo fue soldado de Infantería y era el héroe de Monserrat.

“Yo siempre lo vi como un héroe, alguien especial que admiraba mucho, me contaba lo que hacía como militar, dije yo quiero ser como él y que esté orgulloso de mí también”, contó con entusiasmo.
La Sargento Primero de Zapadores es originaria de Chilpancingo, tiene la obligación de estar en constante preparación.
“Debemos estudiar si queremos ascender de una jerarquía a otra, tenemos que prepararnos y estar listas para cualquier situación o servicio debemos de estar listas, prestas para servir”, explicó.
Por su grado de Sargento Ávila Mejía tiene el mando de tropa, cuando el Batallón presta apoyo con el Plan DN-lll-E a la población en desastres naturales.
Junto a su tropa han combatido incendios en comunidades de Chilpancingo, ante la temporada de incendios están en constante capacitación.
“Ya viene y nos tenemos que preparar más, nos ponen cursos para estar adecuadas a éstas actividades debemos de estar preparadas adiestradas para cualquier situación que se nos presente”, contó.
Monserrat Ávila tenía 18 años de edad cuando ingresó al Ejército Mexicano, la consecuencia fue que dejó de estar en los momentos importantes de su familia.
“Les costó mucho asimilar, siempre estuve en la casa, cuando ingresé si fue duro que no estuviera siempre con ellos en los momentos importantes”.
Actualmente su familia se siente orgullosa de ella, cuando llega a su casa la reciben con mucho cariño y siempre la apoyan.
Consideró que la integración de la mujer en el Ejército Mexicano ha sido buena y persiste la equidad de género.
También ha participado en desfiles en donde las personas le aplauden, le piden fotos y reconocen su trabajo.
“Cuándo ves a las personas que te piden una foto te aplauden, se te levanta la moral y dicen arriba las mujeres y es algo bonito que los demás reconozcan que tu esfuerzo vale la pena”.
Monserrat también es ayudante de una compañía, se encarga de la labor administrativa y tiene a su cargo tropas.
Monserrat se siente orgullosa de su trabajo y de lo que ha logrado en las Fuerzas Armadas durante estos siete años.