Migran jornaleras y jornaleros de La Montaña a campos agrícolas del norte del país
Este miércoles más de un centenar de guerrerenses partieron a los campos agrícolas de Zacatecas y Chihuahua para trabajar en el corte de chile, cebolla y verduras, en condiciones precarias y con salarios mínimos, informa Tlachinollan
Itzel Urieta. Chilpancingo, 14 de mayo de 2025
Esta miércoles 112 jornaleros originarios de la Montaña salieron hacía los campos agrícolas de Zacatecas y Chihuahua, donde trabajarán en el corte de chile, cebolla y otras verduras.
De acuerdo con un comunicado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, fueron 56 mujeres y 56 hombres, de 29 familias indígenas de La Montaña.
“La migración se repite una vez más por necesidad: para conseguir algo de dinero con el que puedan comer y pagar deudas. Más de 30 niñas y niños los acompañan, algunos demasiado pequeños para caminar, otros con la mochila al hombro y el petate bajo el brazo”, se lee en el comunicado.
La falta de trabajo y dinero para alimentarse son los principales motivos por lo que miles de personas deciden migrar año con año, de acuerdo con la declaración de una de las mujeres jornaleras.
Los jornaleroa son familias provenientes de comunidades como Joya Real, Santa Cruz, Zoyatlán de Juárez, San Martincito, entre otras, que recorrieron más de seis horas desde sus comunidades hasta la Casa del Jornalero en Tlapa, donde pasaron la noche anterior para garantizar su lugar en la lista.
Una joven de 17 años, con su bebé de un año en brazos, relató su experiencia en los campos agroindustriales:
“Me tenía que levantar a las 3 de la mañana para preparar el almuerzo, porque a las 5 ya se iba el camión de la empresa. Mi bebé tenía seis meses y lo dejé con mi suegra. No quería leche en polvo, solo pecho… cuando regresaba, a veces lo encontraba enfermo. Y al día siguiente, además del dolor de cargar las arpillas, tenía que curarlo”.
Para muchas mujeres madres, además del trabajo físico, también se enfrentan a la crianza en condiciones adversas. Una madre que migrará a Ciudad del Valle, Chihuahua, comentó que su hijo de cuatro meses tendrá que crecer entre surcos: “Aprender ahí a jugar y, sin remedio, a cortar chile también”.
El Consejo de Jornaleros Agrícolas de la Montaña les ofreció un espacio donde pasar la noche y un almuerzo antes de partir. A mediodía, una voz anunció que era momento de abordar: en cuestión de minutos, niñas, niños, mujeres y hombres corrían entre maletas, mochilas, colchonetas, estufas y herramientas.
En los campos, les pagan entre 35 y 40 pesos por arpilla de chile. Pero además del salario precario, deben cargar sus propias herramientas, costear transportes especiales de hasta 3 mil pesos y, en algunos casos, pagar rentas que superan los mil pesos.
“Pese a todo, partieron. Tardarán tres días en llegar a su destino. Para quienes van a Chihuahua, el arribo será el jueves. Y si todo sale bien, regresarán a casa en Día de Muertos, con algo de dinero… o con las manos vacías”.