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Las ofrendas, el ritual ancestral que une a vivos y muertos en Metlatónoc

Salvador Cisneros. Metlatónoc, 2 de noviembre 2024.

El pueblo Itia Tanu (Metlatónoc) celebró el Viko Ndii (la fiesta de los muertos), una fiesta ancestral en la que el pueblo ñuu savi recibe desde el inframundo a sus fieles difuntos.

En cada casa, las familias colocan un arco con amarres de flores de cempasúchil que significa el inicio y el fin de la vida, también la puerta por donde los muertos cruzaran hacia el mundo terrenal.

En el pueblo de la lluvia (na savi), las familias colocan ofrendas que aún conservan sus elementos más antiguos, ponen flores silvestres, esas amarillas que nacen en el campo, y preparan los platillos que los primeros nativos de los pueblos comían.

Mole de rana, camote hervido, tamales de hierbabuena, quelites de hierba mora, son colocados en los altares tradicionales, a los que también se les pone café o aguardiente.

El 31 de noviembre, las familias acuden al panteón a limpiar las tumbas y colocar los arcos con flores. Los hijos, pariente o amigo coloca flores de cempasúchil en las tumbas, de extremo a extremo, y desde entonces la última morada de los muertos luce un color naranja.

Al siguiente día, despiden a los niños y reciben a los adultos, la gente cuenta que ese día siempre llueve por algunos minutos, creen, que son las lágrimas de los niños que parten del mundo terrenal.

Las familias ofrecen de comer a sus altares y a sus parientes que de las comunidades llegan a Itia Tanu para recibir a sus difuntos, en la comunidad los mayordomos ofrecen un castillo de pirotecnia.

Como todo comienzo tiene un final, como la vida misma. Las familias concluye el ancestral ritual en procesión desde el panteón hacia la cruz en donde ofrecen otro rezo, queman velas y despiden a sus fieles difuntos con la promesa de recibirlos con mayores atenciones el próximo año. Se les recuerda, se les llora.