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Acapulco es un caos; la zona rural y la zona Diamante están devastadas

Rapiña, árboles y postes caídos, la misma situación en la zona rural del puerto


Por: Yasmín García

Foto: Oscar Guerrero

Acapulco, 27 de octubre 2023

Después del paso del huracán Otis, Acapulco está devastado. Pasando la caseta de cobro La Venta en la Autopista del Sol, comienza el caos. Cientos de turistas intentan salir y cientos de guerrerenses intentan entrar para buscar a sus familiares que desde el lunes después de la media noche no saben nada.

El paso se vuelve imposible, porteños corren por todos lados con pantallas gigantes, colchones, pero también con bolsas de arroz, frijol y agua embotellada. No hay autoridad que controle el tráfico vehicular mucho menos la rapiña.

En la colonia Ampliación La Mica conocida como “cocos mica”, 30 comerciantes y artesanos perdieron su mercancía. El agua se las echó a perder porque los fuertes vientos volaron sus techos de lámina. A pesar de que están a bordo de carretera y que es lo primero que ven las autoridades cuando ingresan o salen del puerto, no se han acercado para ayudarlos, tampoco para retirar los postes de energía eléctrica que colapsaron en sus viviendas y puestos de madera y lámina.

Irma Díaz, vende recuerdos del puerto a los turistas, contó que perdió toda su mercancía en la que invirtió alrededor de 60 mil pesos, “abanicos, bolsas, artesanias, todo eso ya no sirve”.

A un costado de Irma, tiene su local la señora Alejandrina, el huracán la dejó sin tinacos, sin techo y sin su mercancía. La poca que le quedo fue saqueada, “unas gentes se llevaron kilos de sal, pulpas, artesanías de conchas y otros materiales”.

En el poblado de La Venta los pobladores recorren a pie, en motonetas, bicicletas y camionetas estaquitas la calle principal Juan R. Escudero del Barrio Nuevo La Venta con productos que sustrajeron de tiendas de conveniencia, el tránsito es difícil porque hay árboles y postes caídos que obstruyen la calle, además de encharcamientos.

PUNTA DIAMANTE ZONA EXCLUSIVA DE ACAPULCO

En la carretera Viaducto Diamante, pasando la caseta de cobro Metlapil, dos camiones tráiler estaban volteados que transportaban pan bimbo. A unos metros más adelante la vía está inundada; dos mujeres, un niño y dos hombres sumergidos hasta las rodillas en el agua estancada dan vialidad a los automovilistas y a cambio reciben unas monedas o latas de atún y botellas de agua.

En el Boulevard de las Naciones Unidas, están varados cientos de turistas desorientados, que preguntan a quien pase por esa zona cómo y en qué salir de Acapulco, pero nadie les da razón, no hay autoridades que den información o ayuda tanto a turistas y porteños.

Hay largas filas de automovilistas varados en el boulevard frente al Mundo Imperial Princess y al Centro Comercial Diamante esperando avanzar, sin embargo, el caos se asemeja a una película de ciencia ficción, porque mujeres, niños y hombres corren para entrar a las tiendas, las alarmas suenan por doquier y el claxon de los carros. Entre el tumulto de gente se pierden de vista los vidrios rotos, pero no las estructuras metálicas y los muros colapsados, mucho menos la desesperación y la incertidumbre.

LA ZONA RURAL DEL PUERTO

En el Cayaco y el Coloso las imágenes son las mismas, gente corriendo para ser los primeros en llegar a los saqueos, unos para poder sobrevivir ante la falta de comida y algunos otros para estrenar tazas de baño, pantallas gigantescas y quizás una cadena de oro, porque las casas de empeño como la Fundación Dondé está vacía. Los postes de energía eléctrica permanecen a media calle, al igual que árboles y láminas que volaron de los techos.

En el poblado del kilómetro 21 y 22, hay enormes árboles caídos, pero a diferencia de las anteriores zonas, un adulto mayor y un joven lo desrraman para que los automóviles puedan circular a cambio piden una coperación voluntaria.

En poblado kilómetro 22, el libramiento conocido como paso Texca está cortado, el agua que bajó de los cerros buscó una salida. No hay señalamientos, y dos pobladores colocaron unas cubetas y dan vialidad en unos cuantos metros para que los carros puedan pasar, contaron que ninguna autoridad ha visitado la zona y mucho menos el pueblo en donde hay cuantiosos daños.

Las imágenes son devastadoras y el vacío de autoridad lo es aún más.