La Panadería: una historia de tradición familiar de hacer pan
Salvador Álvarez Hernández ha dedicado 15 años de su vida a la elaboración del pan que es su pasión. Aprendió en la Ciudad de México
Yasmín García. Chilpancingo, 1 de noviembre 2024.
Foto: Oscar Guerrero
El panadero Salvador Álvarez Hernández ha dedicado 15 años a la elaboración del pan, aprendió en la Ciudad de México, donde vivió por más de 14 años; en el 2019 decidió regresar a su natal Chilpancingo.
Ralladuras de naranja y flores de azafrán, es la infusión, receta de la casa en La Panadería que le da un sabor especial a la “amargosa”, pan tradicional por el Día de Muertos.
En el 2019, Salvador decidió que su ciclo en la CDMX había terminado, pensaba irse fuera del país pero su hermana Lucero le sugirió regresar a la capital de Guerrero.
En el 2020, Salvador decidió emprender el negocio de elaboración de pan y fundó junto a su familia La Panadería, actualmente ubicada en el barrio de San Mateo.
A Salvador le encanta la repostería y la cocina pero la panadería es su pasión.
“Empecé por mera casualidad, yo trabajaba en la Ciudad de México como pastelero, pero donde estaba hacían pan para restaurantes. Me encantó el pan, pedí la oportunidad de que me enseñarán hacer este tipo de pan y así aprendí”, narró.
El 14 de febrero del 2020, vendió donas por el Día del Amor y la Amistad, pensaron que no se tendría éxito porque la gente no los conocía, afortunadamente terminaron toda su mercancía.
El pan de muerto
Por la temporada de Día de Muertos, Salvador elabora el pan para esta tradición, “amargosas” con ralladuras de naranja y flores de azafrán que le dan un sabor especial, ánimas y camarones con un toque de mantequilla que dejan una textura suave y un sabor inigualable.
“Yo no aprendí panadería en Guerrero, pero con base a lo que algunos clientes nos sugieren, nos piden, hemos hecho algunas pruebas y el camarón que trabajamos es suave con mantequilla, es el pan de la casa para ofrecerle al cliente algo diferente” contó Salvador.
Las amargosas son cubiertas de azúcar, chocolate o ajonjolí.
En La Panadería ofrecen el pan denominado “tortuguitas” ya que se colocan en la ofrenda de niños y niñas.
Para Salvador no ha sido fácil, sin embargo, consideró que si te gusta hacer algo se vuelve más ligero.
“Cuando hacemos algo por mera obligación difícilmente vamos a mejorar, cuando hacemos algo bien la gente lo nota, siempre van a preferir comprar en un lugar bien que sea bueno”, celebró.
**La familia de La Panadería
La Panadería ha sido parte fundamental para unir a la familia de Salvador, además de que se reencuentren, ya que parte de su vida estuvo fuera de casa.
“Nos ha ayudado a conocernos estuve fuera mucho tiempo, 15 años es media vida, es volver a conocernos, aprender todo lo nuevo pero sí nos ha unido demasiado porque hemos aprendido a trabajar en equipo y a tolerarnos, no importa si aquí nos enojamos tenemos que llegar a la casa y vernos”.
La Panadería ofrece empleo a más de 10 personas, lo que se ha convertido en una satisfacción por que algunos jóvenes pueden solventan sus estudios.
“Poder apoyar a jóvenes y personas adultas para tener un empleo, parte de nuestro trabajo es eso, apoyar a la gente, preocuparnos por ellos* apoyarlos en lo que necesiten, a alguien le ha servido para terminar sus estudios, algún proyecto; esa idea a nosotros nos encanta, es devolver un poco de lo que la misma sociedad nos ha dado”.
La Panadería también se distingue por la higiene, calidad del producto y la atención al cliente.
Salvador pidió una oportunidad a los y las guerrerenses para que prueben su pan elaborado con mucho amor.
“Que prueben nuestro pan estoy seguro que no se van arrepentir lo hacemos con pasión ponemos el máximo en la elaboración del producto de mayor calidad tratamos de innovar en cuestión de sabores, de textura queremos que la gente nos conosca”, pidió Álvarez Hernández.