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La leyenda del libro de piel humana que habita en la biblioteca de Tixtla

El libro forrado con piel humana fue hallado en 1954 y se conserva en la biblioteca local. Aunque no hay pruebas científicas fue registrado como vestigio cultural de Tixtla


Itzel Urieta. Chilpancingo, 23 de abril 2025.

Foto: Emiliano Tizapa Lucena

En 1954 durante los trabajos de construcción de la biblioteca Ignacio Manuel Altamirano, en la cabecera municipal de Tixtla, en las raíces de un árbol de toronja fue hallada una olla de barro sellada con cera.

Dentro de la olla, había tres objetos: unas pastas color marrón de textura suave, unas tijeras oxidadas y un papel que contenía una breve explicación sobre el origen de las misteriosas cubiertas del libro.

Según el manuscrito, las pastas estaban elaboradas con piel humana, específicamente de una curandera blanca conocida como Benita la Santera. Se decía que habían utilizado la piel de su antebrazo y glúteo para forrar el libro.

Con el tiempo, la leyenda atrajo más elementos. En una ocasión, un grupo de gitanos acampó en la Plazuela del barrio de El Santuario.

Al enterarse del libro, el patriarca del grupo se dirigió a la biblioteca para verlo. Aseguró haber sentido una energía especial al tocarlo e intentó comprarlo, convencido de que el libro irradiaba algo positivo. La venta del libro nunca se concretó.

María Estela Moreno Moyao, quien en 2022 era la directora de la biblioteca, recuerda otras versiones que rodean al libro.

Una de ellas afirma que el libro cambiaba de lugar solo.

“Decían que lo dejaban en un sitio por la noche y en la mañana aparecía en otro”, comentó.

También hay quienes aseguran que el libro puede conceder deseos a quienes lo tocan con verdadera fe.

Aunque ninguna de estas historias ha sido comprobada, forman parte del imaginario local que ha dado vida a esta leyenda.

En 2014, durante un concurso enfocado en rescatar vestigios históricos de Guerrero, la entonces directora Inés Araceli García Aburto decidió registrar oficialmente la leyenda.

García Aburto re nodactó la historia con base en los testimonios orales y la memoria colectiva de Tixtla. Así, el 28 de febrero de ese año, el libro de piel quedó inscrito como un vestigio cultural del estado.

Aunque la bibliopegia antropodérmica (técnica de encuadernar libros con piel humana) fue practicada en Europa en el siglo XVII, en México no existen registros oficiales de esta práctica. Por eso, el caso de Tixtla destaca más como mito que como hecho histórico comprobado.

El libro, que contiene sonetos de Sor Juana Inés de la Cruz, está exhibido en la sala de consulta virtual.

Durante años pasó desapercibido. Los lectores que lo solicitaban por su contenido rara vez notaban más allá de la textura peculiar de su pasta, hasta que la leyenda cobró fuerza.

“Antes lo prestábamos, pero con el tiempo decidimos dejarlo en exhibición para preservarlo mejor”, explicó Moreno Moyao.

Agregó que los cuidados que recibe son similares al resto de los libros: limpieza con un trapo semi húmedo y remoción de polvo con una brocha.

A lo largo de los años, varias personas han dicho sentir “algo” al ver o tocar el libro.

Una sanadora espiritual contó que percibió el sufrimiento de mujer a través de él. La encargada señaló que ella nunca ha visto nada fuera de lo normal.

Incluso circulan en internet supuestos estudios hechos por una investigadora holandesa en 1990 que confirmarían que la pasta sí es piel humana. Pero no existe evidencia pública que sustente tal afirmación. Mientras tanto, la leyenda vive, sobre todo por la curiosidad colectiva.

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