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El Tlacolol: El peor huracán para Acapulco han sido los políticos

✍🏽 Por Arturo de Dios Palma, Emiliano Tizapa Lucena y Jesús Guerrero.


Acapulco está en ruinas. Desde hace un buen tiempo está en ruinas. La convirtieron en una ciudad donde casi nada funciona. Casi todos los partidos la han gobernado y todos lo han hecho desastroso. Estuvo el PRI, llegó el PRD, volvió el PRI, gobernó Movimiento Ciudadano y ahora Morena. Todos han aportado para profundizar la decadencia en la que está sumido Acapulco. Sólo la han saqueado.

Acapulco quedó anquilosado. Detenido en el tiempo, envejeciendo, deteriorando y peor: empobreciendo.

Nadie debe sorprenderse de que el huracán Otis, categoría cinco, haya destruido a Acapulco como lo destruyó. Nadie. El puerto es una ciudad endeble, vulnerada, sin la capacidad mínima de responder.

El caos que se vive hoy ya se vivía desde hace muchos años. Los efectos de Otis lo exacerba todo. Desde antes del 24 de octubre, las calles de Acapulco siempre han estado llenas de basura, con desechos podridos, oliendo a mierda. Es una ciudad sucia porque no tiene la capacidad para recolectar la basura, no tiene los camiones suficientes para hacerlo.

¿Por qué Acapulco no tiene los camiones recolectores suficientes para mantener la ciudad limpia? ¿Por qué la ciudad más importante de Guerrero no es capaz de comprar sus propios camiones?

Y no es de ahora. Y no es casual. En el puerto nada funciona. Todo está saqueado.

Un ejemplo: Capama, el organismo que distribuye el agua potable, está en quiebra, siempre con problemas financieros, con la red de distribución colapsada, nunca la ciudad completa ha podido tener el servicio. Hay colonias, poblados que pueden estar hasta más de un mes sin el servicio porque la Comisión Federal de Electricidad (CFE) les cortó el suministro de energía eléctrica por la falta del pago.

¿Capama se puede quedar sin dinero para pagarle el recibo a la CFE? En otro lugar, donde haya cierta decencia, sería imposible. En este Acapulco claro que sí.

Capama es el negocio que todo empresario suena: es la única que ofrece el servicio de agua potable y todos los acapulqueños, todos, son sus clientes. Y aún así está en quiebra, aún así no tiene para pagar el recibo a la CFE.

Aquí hay de dos: los que han gobernado son muy pendejos o son muy corruptos.

Son muy corruptos.

Capama es el ejemplo más claro de la voracidad de los que han gobernado el puerto.

Así como se podría responder ante una emergencia de la magnitud que fue Otis. Era imposible.

El huracán Otis golpeó por parejo a la ciudad. Así como destruyó los grandes hoteles devastó las colonias y los poblados. Eso no es un aliento, para nada. Acapulco tras Otis se volverá una ciudad más desigual.
Así como tiene una franja turística que aún ofrece ganancias, Acapulco tiene una franja de pobreza muy profunda. La recuperación no será la misma para la Costera Miguel Alemán que para los habitantes de las colonias pobres.

Muchos de los ricos, de los dueños de los negocios salieron del puerto de inmediato para evitar las inclemencias, los pobres se quedaron en sus casas estrujadas, sin techo, sin agua, sin alimentos, sin luz. A resistir y sin la posibilidad de comenzar a reconstruir sus viviendas. Con qué dinero.

De acuerdo al conteo poblacional del INEGI del 2020, en Acapulco lo habitaban 779 mil 566 habitantes, 22.02 por ciento de los guerrerenses.

Es el municipio con mayor cantidad de personas en Guerrero, y desde hace años recibe a los migrantes de otros municipios más pobres.

En 2021, un informe del Coneval dejó claro el panorama de Acapulco: lo colocó como el municipio con el mayor número de personas en situación de pobreza extrema en todo el país: 126 mil 672, equivalente al 16.25 por ciento del total de los acapulqueños.

Los datos del Coneval indican que de 2015 a 2020, en cinco años, Acapulco pasó de tener 93 mil 513 personas en pobreza extrema a 126 mil 627.

Acapulco es el ejemplo más nítido de la política guerrerense que se ha mantenido gracias a los caciques, a la clase dominante, a los ricos, a los grupos partidistas que desde tiempos del priismo tlatoani gentrificaron las colonias populares y crearon varios corredores de pobreza como la Zapata, Renacimiento y La Sabana con tal de explotar las famosas zonas exclusivas de Las Brisas y después Diamante.

En esas condiciones, ¿Por qué los acapulqueños no han armado la revuelta contra esos gobiernos corruptos?

Simple: en Acapulco está enquistado el crimen organizado, que es utilizado por las autoridades para mantener el control social, instalaron el miedo y nadie se rebela contra la situación que ha llevado a tener 394 mil 861 acapulqueños en situación de pobreza en 2020.

Según un mapa elaborado por el gobierno de Evelyn Salgado Pineda, en Acapulco operan dos organizaciones criminales, el denominado Cártel de Caborca (ex liderado por Rafael Caro Quintero) o Los Rusos en las zonas populares más pobres y el Cártel Independiente de Acapulco (Cida) con presencia en gran parte de las playas.

En un recorrido en Acapulco por la devastación de Otis, un prestador de servicios contó que antes de la llegada del huracán tuvo un problema con el Cida, luego de que el encargado del grupo criminal intentó imponer a una mujer con sus sombrillas, mesas y venta de alimentos en una zona de playa.

Cuando el prestador de servicios se reveló e impidió que la mujer instalará sus sombrillas, ella lo acusó con el encargado del grupo criminal, quien mandó a llamar al prestador de servicios y le amenazó con darle una “tabliza”.

Sin embargo, el prestador de servicio argumentó que tenía su permiso en regla por la Semarnat y además pagaba su cuota que le exigían y, que lo menos que pedía, es que no se metieran en su área. La tabliza ya no fue necesaria, pero desapareció varios días de las playas.

El panorama antes de Otis que imperaba era la proliferación de vendedores ambulantes en las playas, de acuerdo con los prestadores de servicios, la gente ya no le pide permiso a la Semarnat para el aprovechamiento o venta de comida o renta de servicios ahora los permisos los controla la “maña”.

De enero a octubre de 2023, la violencia dejó en Acapulco 394 homicidios dolosos, el 27.92 por ciento de los asesinatos de todo el estado.

En 2022, Acapulco concentró 32.13 por ciento de todos los homicidios dolosos de Guerrero, es decir de los mil 360 asesinatos registrados, 437 ocurrieron en el municipio.

Estas cifras pertenecen al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que ubican a Guerrero en el séptimo lugar con más homicidios dolosos en el país con mil 411 víctimas.

Acapulco también es la séptima ciudad en el país con más homicidios dolosos a octubre de este año con 25, Otis detuvo, tal vez, que los últimos seis días del mes se acumularan otras víctimas.

La devastación que dejó Otis en parte es un desastre natural y en otra es un desastre político. En 2013, después del paso del huracán Ingrid y la tormenta tropical Manuel en Acapulco, salieron a relucir las complicidades de autoridades con empresarios de inmobiliarias que construyeron complejos habitacionales en zona de humedales en la conocida exclusiva zona Diamante.

Esta zona que con el huracán Paulina en 1997, luego con Ingrid y Manuel y ahora con Otis, ha sido terriblemente afectada por las inundaciones.

Pero los políticos que han sido funcionarios de Acapulco y que autorizaron permisos de construcción a grandes empresas mobiliarias nunca fueron investigados y siguen vigentes en cargos públicos.

En 2013, después de Ingrid y Manuel, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) dio a conocer que encontró permisos apócrifos en obras en zona Diamante expedidos por funcionarios del ayuntamiento de Acapulco.

Las manifestaciones de impacto ambiental para la construcción de obras en esta zona de Acapulco nunca llegaron a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Semarnat.

En ese entonces se habló de que el gobierno federal llevaba a cabo un investigación contra los ex funcionarios del municipio de Acapulco que expidieron esos permisos apócrifos para construcciones irregulares de fraccionamientos en zonas inundables.

Es más en octubre del 2013, después que ya se conocía oficialmente los daños materiales y de vidas provocaron los fenómenos meteorológicos Ingrid y Manuel, el entonces regidor perredista de Acapulco, Wulfrano Salgado Romero dio a conocer que en la Procuraduría General del Estado (actualmente Fiscalía General del Estado) tenía una denuncia contra los ex alcaldes de ese puerto, los priístas René Juárez Cisneros, Manuel Añorve Baños, los perredistas Zeferino Torreblanca Galindo, Félix Salgado Macedonio y Alberto López Rosas por haber autorizado cambio de uso de suelo y construcción de viviendas, hoteles y diversos negocios, en zona de humedales en Zona Diamante.

Estos complejos habitacionales, hoteles, tiendas departamentales y hasta un estadio de tenis se han estado construyendo en esta zona de Acapulco desde los años noventas después que se reformó el artículo 27 Constitucional que permite la enajenación de las tierras ejidales o sea que estas podrían pasar a una propiedad privada.

Y es que esta zona de Acapulco que antes eran de grandes manglares y de tierras ejidales se convirtieron en territorios que tiene en su poder la iniciativa privada para construir grandes edificios y todo tipo de negocios con la complicidad de las autoridades.

Pero a la naturaleza no se le puede vencer y prueba de ello es de que cada vez que hay alguna fuerte lluvia y no se diga un ciclón, tormenta o huracán, las inundaciones en esta zona son devastadoras.

Los ex alcaldes de Acapulco que autorizaron el cambio de uso de suelo para que las empresas construyan complejos de vivienda u otros edificios, no han sido tocados ni con el pelo de una rosa.

Ahí está el senador Félix Salgado Macedonio quien manda en el gobierno de su hija Evelyn Salgado Pineda; Alberto López Rosas quien sigue navegando de partido en partido para obtener un nuevo hueso; el priísta Manuel Añorve Baños, senador y que en el 2024 pretende reelegirse y quiere meter a su esposa Julieta Fernández como candidata a la alcaldía de Acapulco.

Zeferino Torreblanca que después de haber sido gobernador de Guerrero no se le quita la idea de ser nuevamente alcalde de Acapulco para mantenerse vigente en la política.

Acapulco está en ruinas desde hace mucho tiempo y todos lo sabíamos.

CHIRRIONAZO. La madrugada de este lunes 20 de noviembre, Xóchitl Gálvez arrancó su precampaña rumbo a la presidencia por el Frente Amplio por México en la comunidad de Cahuatitán, municipio de Coyuca de Benítez, utilizó la desgracia de los afectados por Otis para hacer su “llamado de unidad y esperanza”. ¡Vaya raja política a la devastación!

La senadora con licencia no invitó a muchos de la alianza local, algunos que estuvieron fueron el ex gobernador Héctor Astudillo, el senador Manuel Añorve y familia, el señor del maletín Héctor Vicario, y el ex candidato a gobernador Mario Moreno, es decir, casi puro priísta. Al único panista que se le vio fue a Carlos Millán.

Varios perredistas rápidamente protestaron en redes sociales por no ser convocados y ahora están llamando a ir solos y romper la alianza.

Y es que no es el único disgusto del PRD, pues están acusando al PRI y al PAN de excluir a sus militantes y a la sociedad civil de la repartición de candidaturas a diputaciones federales y al Senado.

Aunque en Guerrero entre los mismos perredistas están peleados, por un bando quienes respaldan al cuestionado Evodio Velázquez Aguirre y por otro, Aguirre Rivero y Catalán Bastida que apoyan a Yanelly Hernández, la actual diputada local para encabezar la fórmula al Senado. La batalla de los oportunistas.