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Arnulfo y el árbol que sembró hace 49 años en Chilpancingo

El árbol Laurel de la India ubicado en el atrio de la catedral de la Asunción de María mide unos 10 metros de alto, sustituyó a un laurel de la catedral que se secó y tenía unos 100 años


Texto: Itzel Urieta. Chilpancingo, 11 de julio 2024

Foto: Oscar Guerrero

El árbol ubicado en el atrio de la catedral de la Asunción de María, es un Laurel de la India, mide unos 10 metros de alto. Es un árbol grande, y para muchos chilpancingueños es un árbol que les ha dado sombra por años.

Muchas personas lo ven como un gran árbol, pero para Arnulfo Salgado Ayala, “es su hijo más chiquito”, porque él lo sembró en 1974.

Cuando sembró el laurel, Arnulfo tenía 30 años. Ahora, a sus 85, todavía acude a visitarlo.

Arnulfo sembró este laurel  porque uno de sus amigos le pidió ayuda para salvar otro laurel de la catedral que se secaba, tenía unos 100 años.

Ese laurel ya no se rescató, y optaron por tirarlo y sembrar un laurel nuevo.

Para sembrar el laurel, Arnulfo tuvo el apoyo del área de deforestación de la secretaría. Utilizó tierra de monte para sembrarlo.

Arnulfo llevó un árbol ya de siete metros, con la única grúa que había en ese entonces propiedad de una persona apodada El Güero Juais.

Arnulfo le dedicó tiempo durante los primeros años de su vida. Asumió toda la responsabilidad.

“A las 5:30 de la mañana me iba a mi trabajo y había una toma de agua ahí, al lado donde le abría, y lo regué de manera seguida por dos años, después lo dejé a su suerte y, pues, ahí sigue; ya tienen 48”, dice Arnulfo.

Debido a que trabajó en la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, en el área de reforestación y después en un vivero, tenía el conocimiento y experiencia para sembrar el árbol.

En las visitas que realiza siempre está pendiente del laurel. En una de sus últimas visitas, notó que el laurel tenía una plaga, avisó al párroco de la catedral para que lo fumigaran.

“Sí lo fumigaron, quedó limpio, ahorita ya no tiene nada de plaga”.

Después de los años, Arnulfo se siente contento de que el laurel haya crecido tanto y le brinde sombra a las personas que se sientan en el atrio de la catedral.

Conserva una serie de fotografías del proceso del árbol: una de cuando lo sembró en 1974, otra a los 10 años, en 1984, y la más actual es de 2019. Todas las tiene enmarcadas.

Hay un poema escrito por Lamberto Alarcón Catalán, titulado Canto al laurel del templo de Chilpancingo, dedicado al laurel.

“He vuelto a mi ciudad sólo por verte, por estar a tu sombra, por escuchar bajo tus verdes ramas la charla de mi novia, mientras arriba de nosotros tiemblan la seda de las de los pájaros, el cantar de la brisa, como un río de corriente lejana y rumorosa”, es una parte del poema que está completo debajo del laurel en el atrio de la catedral de Chilpancingo”.

Actualmente el laurel está en buen estado, sus ramas rosan con el edificio del Museo Regional.

Arnulfo cree que puede crecer más, pero ya es un distintivo del zócalo de la ciudad.