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Las roscas de doña Erne, una tradición de 40 años en Chilpancingo

Ana Patricia define el negocio como “100 por ciento familiar y casero”, todos los integrantes de la familia participan en la elaboración y venta de las roscas de reyes


Itzel Urieta. Chilpancingo, 5 de enero 2025.

Ana Patricia Álvarez Alarcón continúa con la tradición familiar de elaborar y vender roscas de reyes, emprendimiento que inició su madre, María Ernestina Alarcón Catalán hace 40 años en Chilpancingo.

Ana Patricia, tiene 35 años y recuerda que desde pequeña su madre emprendió en la pastelería, también elaboraba gelatinas y otros postres.

“Un año decidió empezar a hacer las roscas y desde ahí empezó a hacerse de clientela, cada vez más y más y el negocio se fortaleció, lleva todo este tiempo con personas que le han comprado desde hace muchísimos años, el negocio tiene más edad que yo”, cuenta Ana Patricia.

Desde los primeros días de diciembre, Ana comienzan a comprar los insumos, la elaboración comienza el 31 de diciembre, desde ese día ya tienen pedidos.

Afuera de su domicilio, ubicado en el callejón Agustín Ramírez atrás del mercado de la colonia los Ángeles, colocan un letrero en el que anuncian las roscas de reyes, con ese letrero los vecinos se dan cuenta que ya pueden comprar su rosca o realizar su pedido.

Tienen otro punto de venta a lado de la Bonetería Lilia, en el centro de Chilpancingo.

Ana Patricia define el negocio como “100 por ciento familiar y casero”, todos los integrantes de la familia participan en la elaboración y venta. A pesar de que ella actualmente vive en Puebla, viaja en esta temporada para ayudar en el negocio junto a sus hijos.

Inician desde las 4 de la mañana, preparan la masa y hornean. Después, colocan la rosca horneada en una mesa, el cliente elige la que más le gusta y se las preparan al momento.

“Aquí se las preparamos al momento, no es de que las tengamos envinadas, justamente para brindarles una mejor calidad, el cliente llega aquí y sabe que al momento escoge la que le gusta, se las envinamos y se las decoramos y ya se la llevan recién hecha prácticamente”.

Considera que ese detalle es lo que los diferencia de otros emprendimientos.

De acuerdo con Ana Patricia, lo que una rosca tradicional lleva es piña, ate de diferentes sabores, cereza, higo y el envinado que preparan y es la receta original de la familia.

Los precios varían dependiendo el tamaño y para cuántas personas es la rosca. Debido al aumento en los insumos, hubo un poco de incremento en los precios.

“De unos años para acá ha aumentado considerablemente el precio de los ingredientes, nosotros hemos tratado de mantener no un precio tan elevado. Desde la primera vez que mi mamá empezó a elaborar sus roscas, no hemos cambiado las marcas. Nosotros hemos mantenido las mismas marcas”, sostiene.

Para Ana Patricia el mantener las mismas marcas, repercute en que la calidad de las roscas se mantenga.

La rosca más pequeña es de 150 pesos para seis u ocho personas, de ahí aumenta, hasta de 950 pesos para 50 o 60 personas.

Calcula que al año realizan unas mil roscas, las cuales se terminan. La venta de roscas culmina “hasta que el cliente deje de pedir”, en ocasiones hasta el 2 de febrero continúan vendiendo roscas.

Ana Patricia continuará con la tradición familiar y ya enseñó a sus hijos sobre la elaboración de rosca de reyes.