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Denuncia Tlachinollan desatención gubernamental a jornaleros de la Montaña tras muerte de madre y bebé migrantes

“Los trabajadores agrícolas no cuentan con prestaciones de ley, no tienen contratos, no tienen vivienda digna, escuelas, guarderías para las infancias y mucho menos un seguro de viajero”, reprochó la organización


Itzel Urieta. Chilpancingo, 5 de septiembre de 2024

Fotos: Tlachinollan

El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan denunció la falta de atención a las familias jornaleras que salen de sus comunidades hacia otros estados.

De acuerdo con Tlachinollan, el 29 de agosto, una mujer embarazada y un niño de siete años, ambos originarios de la región Montaña, así como tres personas de Zacatecas, fallecieron en un accidente vehicular en la carretera federal 49, a la altura del municipio de Cañitas de Felipe Pescador, Zacatecas. Todos eran jornaleros agrícolas.

En un comunicado, la organización explicó que las familias jornaleras regresaban de su jornada de trabajo con menonitas en el municipio de Río Grande, cuando el conductor del autobús perdió el control del volante y terminó volcado en la carretera Juan Aldama a Fresnillo, Zacatecas.

El camión se dirigía a la comunidad de Río Florido, municipio de Fresnillo, donde los migrantes trabajarían en la cosecha de hortalizas las siguientes semanas.

“Estuvieron toda la noche a la intemperie con el dolor y sin la atención de las autoridades. Fue hasta las 2 de la mañana del viernes 30 de agosto que llegó personal de la Fiscalía de Fresnillo para realizar el levantamiento de las cinco personas que fallecieron, entre ellas el conductor, así como el niño Alexander de 7 años y su mamá Maricela, originarios de la comunidad Me’ phaa Bathaa de Santa María Tonaya, pero radicaban en Monte Olivo, municipio de Tlapa”, se lee en el comunicado.

Tlachinillan solicitó apoyo a la Secretaría de los Migrantes y Asuntos Internacionales del estado para el traslado de los dos cadáveres de la familia jornalera Me’ phaa Bathaa.

Reprochó que la respuesta fue que no tienen un programa para casos emergentes, por lo que se turnó al DIF Estatal para cubrir los costos de traslado.

Lamentó que las familias jornaleras vivan en condiciones precarias, con un sueldo de 30 a 35 pesos la arpilla en el corte de chile y tomatillo.

Además de que pagan renta en casas y los gastos son de entre cuatro mil a ocho mil pesos.

“La población jornalera es invisible para las autoridades estatales y federales. Los trabajadores agrícolas no cuentan con prestaciones de ley. No tienen contratos y por lo mismo permanecen sin certeza laboral, en la esclavitud. En los campos no tienen vivienda digna, escuelas, guarderías para las infancias y mucho menos un seguro de viajero. Con la esperanza de una vida mejor, en los caminos y los campos los asecha la muerte”, expuso la ONG.

De acuerdo con Tlachinollan, Cochoapa el Grande es el municipio del que más niños y niñas migran con 737; en segundo lugar está Tlapa con 417 y en tercero Metlatónoc, con 313.

En menor cantidad está Copanatoyac con 146, Alcozauca 125, Atlamajalcingo del Monte 67 y Tlaixtaquilla con 34.

En total, destacó que mil 999 niños y niñas de la Montaña migran a los capos agrícolas.